Dragón de la medianoche





Volvió antes que el rayo entrara por la ventana, se sentó a comer plácidamente y bebió algo de té; mirándome a los ojos me habló de furiosa pero como una bola de fuego poco a poco fue apagándose; luego sus ojos se cerraron para así no dejar entrar nunca más al dragón de la medianoche.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La bicicleta roja