Acuarelas de agua clara

Para S.B.   ¿Has visto los colores? Los hay de todas clases. Merodea, desaparece sin dejar rastro, ni una línea difusa. No alcanzó a ser niño, nunca vio sus ojos aunque miles de espejos lo mostraran. El prisma sin color silencioso sin él, oculto sin regreso, regresó   arena en sus ojos,   jamás contó lo que vio   en el lado oscuro de la luna.

Bosquejo De Rodrigo Cicatrices La torre queda en medio de un vastisimo continente poblado solo por rocas grises y filosas. No crece una planta, un arbol, no se ven animales de ningun tamaño, ni aves, ni perros, ni gente. Nada. Entro por el primer piso. Entiendo que  se yergue hacia arriba unos trescientos metros, altura titanica si me lo preguntan, y que hacia las entrañas de la tierra se hunde, por lo menos, otros tantos. Nadie conoce a ciencia cierta que tan profunda es. Afuera hace frio. El gris del paisaje, de manera opresiva, depresiva, aterradora y triste, se funde con otro gris, mas oscuro, que proviene del cielo. Franqueo el umbral. Adentro es distinto. Adentro hace calor, no sofocante sino una frescura agradable y tibia que permite quitarse la chaqueta, el gorro y los guantes y sentirse en comodidad. Afuera aulla el viento al chocar contra los diversos angulos que ofrecen las rocas, adentro un agradable silencio apacigua el alma y...

"Me niego a vivir en un mundo ordinario...como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo mi mundo. No me adaptaré al mundo...me adapto a mi misma"... (Anaís Nin)

Saliendo del trance anochece. Desperté otra vez muerta, las cuencas de los ojos vacías. No era yo, bastó   el tiempo, me retiré silenciosa, ausente.   En mis manos el agua y los animales, demolían la tierra quebraban mi memoria.   Lancé    al mar lo inservible, pero aguas oscuras traían el lodo del destierro a mis ojos ciegos; jamás volvi, sólo veo lo que me cuentan lejos y sola, no soy más yo, no soy yo más.

Max merece sus nalgadas No todo es acuarela en esta vida, aveces hay que darle duro al lápiz.

Sin Dios está Gauguin Una nueva luz aparece, la del color que es oscuridad, los bordes de negras líneas, la civilización soterrada en puros tonos sin degradar. Tentado   a salir de viaje, explora símbolos   y seres, agotado,   con hambre, condenado y sifilítico en Noa Noa muere sin Dios.

En las tardes a través de las ventanas el gato azul nos  mira buscando  tus caricias. La flor es el misterio que incendia tus preguntas, niña sigues creciendo a través  de mí, yo en ti. El tiempo no existe entre  nosotras, no hay horas ni minutos, hay un espejo a través  del cual miras la luz cuando cae de los árboles. Y un día, al igual que yo lo hice navegarás, entre  aguas claras y aguas oscuras, y sin miedo, a través  de ellas, encontrarás el camino de regreso a casa

La flor es el misterio, lo indecible en su color, lo indescriptible en su olor, la flor que acercas a mis labios para que bese los que eres incapaz de decir, lo que eres incapaz de admitir.

Invocaciones Lo   que fue su cuerpo,   recuerda ella y teme el olvido, la silenciosa respiración que dice no a su oído. Recostados en el sillón invocando lo que fue, mirándo las manos y los ojos el cuerpo , el de él tendido, el de ella, en lágrimas.  

Un tiempo en la cuerda floja

¿Cuándo abandonarás, la casa sin llorar mil veces? ¿Cuándo partirás, sin romperte el alma con preguntas? ¿Cuándo dejarás de ser, el temeroso amante que sufre cada día? Cuando la larga noche, te deje ver y sentir, mi amor sin condición; cuando el ilimitado resplandor de la luna te permita mirarme sin pasión.

  Nada de lo que pasa por estas aguas es tuyo o mío, o de los dos. Todo cambió  se murió.  No repetimos los  silencios,  eran los de siempre, los mismos que sin duda nos separaban . Le dijimos al mar que  regresaríamos, que con las olas que trae el viento navegaríamos para un reencuentro. Más no fue así, nos hundimos,  para tocar el fondo  del mar, y ya nada pudo rescatarnos.